Como hemos mencionado en
otras oportunidades, durante los últimos años, la construcción en Argentina
pasó por un periodo de auge abrumador. El número de edificios, de mayor o menor
tamaño, que se han construido en las ciudades, como fue el caso de la ciudad de
Buenos Aires, es muy elevado. Todo esto esta muy bien, solo que hay que sumarle
un detalle no menor que es, que la calidad de estos edificios no es lo que
prometía ser.
En la actualidad, gran
parte de los edificios construidos se han realizado con materiales de baja
calidad o han sido colocados como se pudo y sin verificar que cumplieran con lo
requisitos correspondientes para ser considerados como buenos.
Con la idea de terminar
una construcción rápido para que salga a la venta, las empresas constructoras
ya han dejado de crear cosas de calidad, para pasar a construir cantidad. Esto
se puede ver en gran parte de los edificios nuevos que hoy están a la venta.
Una manera de mostrar
esto es a través del servicio al consumidor. Mucha gente ha ido a esta
institución por consultas acerca de su preocupación en relación a problemas
edilicios, vicios ocultos en la propiedad, humedad o filtraciones de agua.
El aspecto que preocupa a
cerca de la mala calidad de las construcciones es que en el futuro se generen
problemas a gran escala. Si un caño está mal colocado, habrá que cambiarlo en
toda la edificación, al igual que se deberá chequear luego que no haya más
caños en ese estado. Siendo un poco más extremo el ejemplo, si uno ve que hay
problemas de humedad o que están mal colocadas algunas mamposterías, uno puede
llegar a dudar de la construcción en general.
Por otro lado, la mala
calidad en la terminación de las nuevas obras puede ser un factor que sume a la
traba en la venta de inmuebles. El precio de los inmuebles en la actualidad, es
elevado, y la gente quizás no quiera gastar tanto dinero en algo mal terminado.
Esperemos que en el futuro, esto no siga sucediendo, y que las construcciones
tengan una calidad que vaya acorde a su precio.